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ámsterdam del alma

el sillín de las bicicletas

Cuando uno ve a un turista en bicicleta, sabe inmediatamente que lo es por cómo tiene ajustado el sillín: generalmente al tope de bajo. Da la imprresión de que tienen piernas macicísimas. Pareciera que las vueltas que dan alrededor del eje de los pedales son más grandes. Los lugareños, sin embargo, gustan de subir en lo posible el sillín. Algunas muchachas llegan ya al colmo, apenas tocando con la puntita del zapato el pedal. Creo que estas quieren aprovechar para ejercitar intensivamente ciertos músculos. Como quiera que sea, parece que con el sillín alto se esfuerza uno menos en pedalear, ya que el eje de los pedales, donde uno por tanto tiene que hacer el esfuerzo muscular, te queda a la altura de las pantorrillas. Los amsterdameses, pues, no gustan, como los visitantes ocasionales, de ejercitar los músculos de por encima de la rodilla.
La primera vez en esta ciudad que yo me caí de la bici fue chocando con un español. Fue curioso: de frente, sus 5 o 6 centímetros de llanta contra los míos. Frente a Munt.

1 comentario

Fri -

Pues yo, cuando he estado en Amsterdam y he montado en bici debía parecer autóctona, porque a duras penas llegaba a los pedales. Y es que tienen unas bicis enormes, al menos las que a mí me prestaban.