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ámsterdam del alma

en los canales de amsterdam he empeñado mi corazón

Nos han hecho una reseña, lectores queridos, glosistas de ámsterdam, en una publicación holandesa. Se dice entre otras cosas que el autor (principal, quieren decir), a quien dan el nombre de Laura - que adopté al vuelo - tiene una relación de amor y odio con esta tierra entre canales (como casi todos los hispanos que aquí vivimos, dice el reseñista). Y he estado pensando.

Yo adoro esta ciudad. Después de años habitándola, me fascina aún. Casi todos los días. Además siempre veo cosas nuevas (mi teoría: al ser todo tan reducido, minimalista, lógicamente distingues muchos más puntos). Toma Utrechtsestraat: escaparate junto a escaparate de 1 metro, metro y medio, 2 metros máximo cada uno, con divisorias o intersecciones enanas, de donde surgen, en pocos centímetros, un tallado en madera, un parterrito mínimo, etc.)

Diré que se experimentan cosas feas también: vecinos nazis (con perdón), ya todos saben. Pero no odio yo esta ciudad por él. Ni por la ministra Verdonk. Ni por Balkenende. Ya quisieran muchos. Ya quisieran muchos oírme decir que no me gustan sus canales ni sus lucecitas al anochecer ni los ecos de sus acordeones ni su lengua. Quisieran oírlo para gritarme VETE ENTONCES.

Yo espero aún que los liberales de esta ciudad despierten a tiempo. Los verdaderos liberales, no los que hoy se hacen llamar así, que están envenenando el ambiente.

13 comentarios

bartolo -

6. Particular luminosidad. También reduce las sombras, y las pone más negras y agudas. Alguien sabe algo sobre las sombras en la pintura holandesa? Yo creo que no hay!

bartolo -

5. Pero visto desde fuera (cuando llegan esos chorros a las casas de enfrente), se ve como digo y te hace pensar en esa particularidad luminosidad de la pintura holandesa.

bartolo -

4. Es más difícil observar esto a ras de suelo. Se observa mejor a varios metros de altura. Yo me di cuenta de todo porque vivo ahora en un quinto piso, y de repente me llega el rebote de la luz en las nubes que es como si te clavaran con un cuchillo.

bartolo -

3. Te llega un enorme chorro de luz blanca. Hay que imaginar que ese chorro cae por ejemplo en un edificio y que tú estás mirando el edificio desde el mismo lugar que le llega la luz. Se verá brillante, vivo, y muy nítido.

bartolo -

2. Esa luz feroz es el reflejo de la luz solar en las nubes. Los rayos del sol, en ciertas estaciones del año, a ciertas horas, chocan contra las nubes y rebotan. Es como si te enfocaran de repente.

bartolo -

1.Descubrí para mí una explicación de esa particular luminosidad que se aprecia a menudo en la pintura holandesa de todos los siglos. Hay a veces una luz muy fuerte, que te puede hasta cegar, pero normalmente realza la brillantez y nitidez de las cosas.

l -

Luis, La Cacerola es anterior.

l -

un buen marxista será un liberal/un buen liberal puede ser marxista.
marxistas y liberales son primos hermanos. anarquistas, necesarios; los negros y acastañados son firmes y verdadeiros. los gatos pelirrojos sólo pueden ser varones. y para nachos, vidal.

l -

esencialmente los liberales respetan la libertad

luis -

¿A qué llamas liberales?

luis -

Dicen que cuando esta ciudad se hizo viva fue con la llegada de los negros de las colonias caribeñas de Holanda, en los setenta. De esa época son los primeros restaurantes de comida étnica (en la plaza del macdonalds del final del mercado del Albert Cuyp en concreto). También de entonces es el primer restaurante español, La Cacerola, en Weterinstraat 43, que en realidad hacía unos platos otra cosa que españoles ortodoxos, pues el ibérico fundador, un viejito ahora, se casó con una todavía guapa indonesia, e ahí hicieron su mezcla.

ric -

Pero vendían arenques, que todavía venden y recomiendo! (Se me ocurre que esto de comer arenques es una buena medida de integración!)

ric -

Vivo en Amsterdam ya 27 años. Viví dos años en Rotterdam y otros lugares. Amsterdam me parece la única ciudad de verdad del país. Bueno, te quería decir que nunca he dejado de sentir que Amsterdam es la ciudad más guapa del mundo. Y nunca dejo de descubrir algo nuevo.
Cuando llegué a Amsterdam, en el Jordaan la gente andaba con zuecos y traje típico, no vendían diarios extranjeros, no existía el capuchino. Nadie conocía el café espresso. Creo que ningún autor holandés había sido traducido nunca al español!