nosotras, las alóctonas
No sé si sabrá la muchacha que, por mucho que su pasaporte es holandés, por mucho que su primera lengua es el holandés, por mucho que su padre sea holandés, por mucho que haya nacido aquí sigue siendo extranjera. Es, como yo, alóctona, como nos llaman desde el Estado. Yo, de primera generación; ella de segunda. Este gobierno gusta de usar el concepto. Conozco a otra holandesa, hija de holandesa y de español, nacida aquí, criada aquí; y pues lo mismo: tiene pasaporte holandés -debió explícitamente renunciar al documento español- y, sin embargo, es extranjera. Extranjero en Holanda es todo aquel que, viviendo en el país, tiene al menos un progenitor nacido fuera de las fronteras del reino de Orange.
Para qué les sirve la distinción -se preguntarán. Todos nos lo preguntamos. Algunos dicen que el gobierno es nazi, porque hay cosas de él que recuerdan los usos de Hitler, que llevaba un registro de algunos grupos de la población (judíos, gitanos, homosexuales, lisiados, anarquistas ). Pero para qué quiere este gobierno sus registros de moros, turcos, etc no sabemos. Te engañan además a la hora de recopilar estos datos, con lo que sospecha uno muchísimo de sus intenciones, carajo. He oído historias de personas a quienes, antes de firmar un contrato, les han pedido que rellenen un formulario sobre el origen de sus padres. A pie de página se indica que los datos son necesarios, haciendo creer al lector desprevenido que es poco menos que obligatorio proporcionar la información que piden para ser aceptado en el trabajo. Trampa. La maniobra es ilegal.
Pensaba yo estas cosas mientras se me ponían los pies fríos en un banco de la plaza-vergel que está delante de la ahora ya su casa. Cuarenta y cinco minutos pensando además en cómo pasa el tiempo, o en sus pecas, tan oscuras -esas sí- como la piel de su madre; que sí que es latina. Bien latina: de las que tarda y tarda antes de llegar a una cita. Y ahí ya me estoy yendo. Tengo que llamar a la criatura, no vaya a ser que le pasó algo. Sea todo sólo pecadillo alóctono.
6 comentarios
Raquel -
cuanta miseria pa el emigrante
"Celtas cortos"
Nerea -
Por cierto muchas gracias por entrar en mi blog, me has alegrado el día, aunque tendré que solucionar ese problemilla de los comentarios. Para mí esto es nuevo y no sé manejarme aun.
Me encanta esta bitácora y espero seguir aprendiendo de vosotros.
ricky -
pepa -
pepa -
No me inquieta que me ingresen en un campo de concentración. Me inquieta que se pisoteen los derechos cuya defensa se recoge en diversas leyes, europeas, internacionales y también holandesas. Y que se parecen a los nazis: sí. Odín no ha muerto.
Nerea, gracias por tu atención. Sabías, por cierto, que en tu blog no se pueden dejar comentarios?
Saludos
Nerea -
No sé si el gobierno holandés conserva resquicios de una, más que vergonzosa, influencia nazi, de todas formas yo no creo que sea así.
He visitado Amsterdam y tengo amigos "autóctonos" (sí, como los alcornoques son árboles autóctonos de España..) y la verdad es que sorprende la tolerancia que existe en esa ciudad (no puedo decir que sea extensible a todo el país), pero más que una cualidad, la tolerancia allí parece ser el modo de vida holandés. Espero no equivocarme, y enterarme cualquier día leyendo uno de tus comentarios que tus derechos no se han visto mermados por pertenecer a una "clase" tan popular, e injustamente mal considerada (en algunos paises) como la de los alóctonos.