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ámsterdam del alma

falta de escrúpulos

Qué desgraciada. La vecina de arriba, una crupier oriental que se la pasa viajando por los casinos del mundo, supercotizada, que la dejan en limousina delante-e-casa, que debe de estar forrada de propinas, ha sacado de la basura que tiré el miércoles un armatoste-teléfono de la época de la maricastaña, que no quería yo nunca más volver a ver ni -sobre todo- a oír [!]. Además de ser tamaño tanque, con fax y luces y una especie de estudio de grabación incluido, agendas y virguerías, y un cuerno tipo sidecar; además de eso, y de todo el espacio que ocupa, la máquina suena como utensilio para telecomunicaciones de la segunda guerra mundial, cuando había que estar preparado a que llamasen mientras caía una bomba escandalosa.

Y no he logrado deshacerme de él, pues. Sigo oyéndolo todo el día. Me despierto oyendo su ruido y sintiendo la conmoción que provoca en todo el edificio. Qué hacer. Me siento rara. Me llaman desde el piso de arriba. Mi nuevo teléfono me resulta extraño. Tengo pesadillas. No aguanto más. La llaman a cualquier hora.

Esto es la maldita costumbre del amsterdamés de no hacerle ascos a la basura ajena.

Pero no creo que la china aguante mucho al mastodonte. El siguiente paso es que otro vecino lo recoja de la basura cuando ella se canse. La tumbona no nos ha hecho escarmentar:

En el verano un vecino tiró una tumbona. Todos miramos extrañados a su dueño desde la ventana. Cómo podía repudiar semejante ejemplar bello a rallas. Era de noche. De mañana temprano, antes de que pasara la basura (vale decir, el camión) ya no estaba. Eso comentamos entre risitas un par de vecinos mientras revisábamos los vacíos buzones. Debimos esperar nuestro turno. La tumbona fue pasando de mano en mano. Yo fui la última que la probó. A los 2 meses. Cuando abrí aquella flamante silla en la terraza y me senté me caí de espaldas. No se le notaba, pero estaba cojísima, desahuciada.

9 comentarios

swami -

calla, que como me lo vuelva a encontrar, me da algo... por cierto, has mirado si sigue en el estante donde lo dejaste?

pepa -

en cualquier caso bien podríamos, swami, declarar recién nacida una nueva leyenda urbana, similar a la del taxista fantasma de otras ciudades, o la novia muerta que se aparece en las curvas.

pepa -

y en realidad creo que sé quién fue el anterior propietario: en esa calle, namelijk, hay varios restaurantes tirando a español. en uno de ellos, la cocinera, holandesa, tenía personalidad inestable y era bien alcohólica. además tenía algún problema con sus socios (que si tú te lo llevas todo, que si no es justo). sé que ella usaba ese libro. en realidad era su único contacto con la cocina española. y seguro que alguna noche de esas en que salía como una peonza y enfadá, agarró el libro de la ortega y lo tiró por los aires. y como yo me movía por la zona...

pepa -

westerstraat

swami -

joer, en amsterdam? en qué calle? yo, en van woustraat (casi esquina con ceintuurbaan)

pepa -

no me creerás: hace tiempo también me encontré ese libro en la calle. jeje.

swami andonianda -

casualidad: hoy he encontrado en la basura, justo al acabar de hacer la compra, un auténtico best-seller gastronómico: las 1080 recetas de cocina de simone ortega en la famosa edición de alianza bolsillo!!! por supuesto, me lo he pillado

pepa -

claro

swami andonianda -

yo también tengo tendencias basureras, pero mi novia no me deja subir a casa nada de lo que encuentro... la verdad es que casi no hay objetos que no sean trastos