desde el forro de las pelotas
Aunque me tiene podrida el tema de la puta polarización entre moros y no moros de la tierra, me siento obligada a mencionar lo que sigue, que cuenta en esta ciudad:
Murió destripado un moro de 23, atropellado por una holandesa de 43. A esta el tipo -y otro colega- le acababa de robar el bolso de su regazo, cuando abrió la puerta del vehículo. El muerto fue aplastado por la señora cuando, subido a su moto -aparcada tras el coche- se preparaba para huir. Antes de alcanzarlo, el coche derribó tres o cuatro amsterdamitos de la acera.
Caso policial. Que decidan los tribunales. Punto? No: la ministra de extranjería, úuna vez más, actúa a contramano: abre el hocico y dice que eso no es asesinato. A pesar de que lo último pertinente en un caso así son las declaraciones de un ministro; no creen?
No es la única gilipollas. El daltónico Wilders y otros también se han pronunciado. En su defensa de las normas y valores holandeses, por último lo que hacen es acercarse a aquellas ideologías medievales y/o moras que defienden que te corten la mano si robas, y similares. Por supuesto, olvidan la división de poderes de todo estado de derecho. Es que acaso no juraron la constitución antes de entrar a ser parlamentarios y ministros?. En fin, ya está. Me callo, que luego me dicen que polarizo.
La insignificante' noticia en cuestión ha ocupado todos los titulares y paneles televisivos. De nuevo; como cuando lo de Van Gogh. Estado de queda ético. Ahora ya sí que han exagerado. Esta gente es bien morbosa. Parece entretenerles la idea de que tal vez no haya que creer en la ley. "Tal vez somos muy ingenuos", se dicen. "Los sentimientos tienen que ser justificables legalmente".
Tal vez no todos seamos iguales.
Murió destripado un moro de 23, atropellado por una holandesa de 43. A esta el tipo -y otro colega- le acababa de robar el bolso de su regazo, cuando abrió la puerta del vehículo. El muerto fue aplastado por la señora cuando, subido a su moto -aparcada tras el coche- se preparaba para huir. Antes de alcanzarlo, el coche derribó tres o cuatro amsterdamitos de la acera.
Caso policial. Que decidan los tribunales. Punto? No: la ministra de extranjería, úuna vez más, actúa a contramano: abre el hocico y dice que eso no es asesinato. A pesar de que lo último pertinente en un caso así son las declaraciones de un ministro; no creen?
No es la única gilipollas. El daltónico Wilders y otros también se han pronunciado. En su defensa de las normas y valores holandeses, por último lo que hacen es acercarse a aquellas ideologías medievales y/o moras que defienden que te corten la mano si robas, y similares. Por supuesto, olvidan la división de poderes de todo estado de derecho. Es que acaso no juraron la constitución antes de entrar a ser parlamentarios y ministros?. En fin, ya está. Me callo, que luego me dicen que polarizo.
La insignificante' noticia en cuestión ha ocupado todos los titulares y paneles televisivos. De nuevo; como cuando lo de Van Gogh. Estado de queda ético. Ahora ya sí que han exagerado. Esta gente es bien morbosa. Parece entretenerles la idea de que tal vez no haya que creer en la ley. "Tal vez somos muy ingenuos", se dicen. "Los sentimientos tienen que ser justificables legalmente".
Tal vez no todos seamos iguales.
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swami -