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ámsterdam del alma

odín, españa, europa

De acuerdo al NIDI (instituto de investigaciones demográficas) el año pasado salió de este país más gente de la que entró (112.000 personas frente a 90.000), algo que no ocurría desde hacía unos 20 años. Según el mismo instituto, el 77% de los que quieren emigrar dicen abominar de la mentalidad holandesa. No obstante, la prensa, a su aire, ha estado asegurando que la gente emigra por considerar que en Holanda hay problemas de integración de extranjeros, y gustan (los periodistas) de establecer una relación entre los asesinatos de Pim Fortuyn y Theo van Gogh y este nuevo fenómeno.

Los que se van generalmente son personas con estudios, entre 35 y 44 años, y con cierta solvencia.

Holanda está envejeciendo.

La política del gobierno, sin embargo, sigue siendo la de hacer difícil la inmigración.
Es un enigma cómo imaginan poder solucionar este previsible problema de no contar con gente en edad laboral, ni gente con profesiones liberales –en quienes invirtieron en su momento-, ni consumidores.

En el debate holandés sobre la constitución europea lo que más se oye es la palabra España (y Zapatero debe de tener las orejas rojas todo el día). Tiene miedo la gran mayoría a que entre más gente en este país. Muy curioso, dado los problemas de envejecimiento señalados por sus propios investigadores. Los antieuropa consideran que el riesgo de que España vuelva a hacer lo que hizo (legalizar a trabajadores) “y acaben llegando a Holanda inmigrantes analfabetos y pobres del tercer mundo”, es grande y alarmante; y quieren que Holanda elabore sus propios proyectos sobre extranjeros, y nadie más.
Los proeuropa consideran que precisamente sería estupendo poder controlar el descaro de países como España desde un gobierno central europeo.
Por supuesto también tienes los cuatro gatos, de mayor autonomía analítica, que abiertamente declaran desear que Europa impida que cualquier grupo de turno de administradores holandeses, a puerta cerrada, decida sobre sensibles cuestiones -como es la de la política de extranjería- y acabe violando tratados sobre derechos humanos y negando la realidad económica del país; como está siendo el caso. Cuatro gatos, digo, los que aprecian esta posibilidad.

Yo quiero que desde alguna institución se impidan los avances de los hijos de hitler. Y se me ocurre que de los proyectos existentes [?] sólo este que ahora se cuestiona puede hacerlo vigorosamente.

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