nota para historiadores
Me entero de que Pinochet dio un discurso cuerdísimo en Miami, por lo que en los tribunales se le ha retirado la impunidad, que se le otorgara hace años por la supuesta chochedaz de sus neuronas.
Ahora que volvemos a oir algo esperanzador sobre el caso me acuerdo de los inicios del comité contra la impunidad creado en Ámsterdam hace unos años, cuando Garzón tuvo el acierto de ordenar la detención del condecorado criminal. Los chilenos de Ámsterdam y alrededores se reunieron esperanzados, como lo hicieran también los chilenos en torno a Londres u otros sitios, e iniciaron una serie de actividades con la vista puesta en la denuncia de actos de impunidad, recopilación de información al respecto, y similares pertinentes. El grupo que se formó - pequeñito - estaba constituido por gente de diverso signo. Algo esto bonito: por primera vez en muchísimo tiempo los chilenos en el exilio se ponían de acuerdo en algo. Regularmente (como una vez a la semana) se veían las caras en torno a una mesa, se planteaban planes de acción, se comentaban los desarrollos en el proceso a Pinochet, los avances de los grupos radicados en Chile trabajando por la justicia, etc. En la época se formularon documentos que daban a conocer la postura del comité, redactados generalmente por Edmundo Magaña - uno de los miembros fundadores, junto a Pablo Eppelin, Bincho y otros (ya pararé en esto) - si bien firmados nunca por él, por decisión del grupo, que siempre designaba a otros miembros para tal función de firmadores, en curiosa costumbre arraigada en el comité. Pero el comité - pasando ahora por alto vicisitudes varias, que ya detallaré en otro momento - entró en crisis (lo entraron en crisis). Un par de miembros, también miembros del partido socialista, tenían mucha urgencia en darle estructura' al grupo. Querían nombrar jefes y tal. Empezaron a meter baza, mucha baza, (tengo prisa; ya contaré), robando espacio para algunos miembros. Pedro Avendaño y algún otro fundador fueron censurados. (A Edmundo Magaña, una señora socialista - amiga del socialistón mayor -, que de repente un día estaba dirigiendo la mesa, decidió prohibirle la creación de teatro. Como lo oyen: al compañero Edmundo Magaña se le prohibía escribir teatro. Esto en la misma reunión donde esa señora nos comunicaba que las actas de una de las reuniones, redactadas días atrás por uno de los miembros, donde quedaba plasmada la falta de interés de la gran mayoría por designar jefes - ni socialistas ni na - donde claramente se declaraba -miembro por miembro- estar contento con el funcionamiento del grupo tal y como estaba, esas actas, nos cuenta la golpista, son anuladas. Bien, estos personajes decidieron el fin del comité, con el consentimiento de uno de los fundadores principales del mismo, don Pablo Eppelin, el cual, curiosamente, cuenta con toda mi simpatía, a pesar de haber vendido el grupo al partido de los socialistas; partido de gran camarilla - que se estira y encoge como las tripas de jorge, como el chicle americano y otras cosas, dependiendo de otras muchas. Penoso fin para un grupo compuesto en principio - he dicho - de gente ilusionada por hacer algo bien, gente que se había retirado de la vida politiquera insulsa, desilusionados, y que reaparecían en este comité, alegres de poder trabajar juntos por la justicia, nada menos. No sé si el partido socialista había encargado a estos personajes a hacerse con el mando, vale decir, a desintegrar la vaina. Lo cierto es que este señor y esta señora, más sus interesados seguidores - qué les habrán vendido, no sé - acabaron con todo. (Creo que, no obstante, siguen dándose nombre).
En definitiva se trata de conseguir un puesto en algún ministerio y vivir bien. Ese es el ideal de muchos políticos chilenos, según vengo observando. Y luego dicen que son russonianos. Los cojones de mahoma. Sociedad justa? Mire, denles poder y es suficiente; o qué crees tú? A vivir del cuento, que son dos días. Roba lo que puedas, con civismo, sí, pero sisa nomás. Y consíguete algún laurel. Y escribe poesía en lo posible. Y al líder honesto le cortas la cabeza. (Te parece, la ofensa?)
Vade retro, demócratas' chilenos.
Ahora que volvemos a oir algo esperanzador sobre el caso me acuerdo de los inicios del comité contra la impunidad creado en Ámsterdam hace unos años, cuando Garzón tuvo el acierto de ordenar la detención del condecorado criminal. Los chilenos de Ámsterdam y alrededores se reunieron esperanzados, como lo hicieran también los chilenos en torno a Londres u otros sitios, e iniciaron una serie de actividades con la vista puesta en la denuncia de actos de impunidad, recopilación de información al respecto, y similares pertinentes. El grupo que se formó - pequeñito - estaba constituido por gente de diverso signo. Algo esto bonito: por primera vez en muchísimo tiempo los chilenos en el exilio se ponían de acuerdo en algo. Regularmente (como una vez a la semana) se veían las caras en torno a una mesa, se planteaban planes de acción, se comentaban los desarrollos en el proceso a Pinochet, los avances de los grupos radicados en Chile trabajando por la justicia, etc. En la época se formularon documentos que daban a conocer la postura del comité, redactados generalmente por Edmundo Magaña - uno de los miembros fundadores, junto a Pablo Eppelin, Bincho y otros (ya pararé en esto) - si bien firmados nunca por él, por decisión del grupo, que siempre designaba a otros miembros para tal función de firmadores, en curiosa costumbre arraigada en el comité. Pero el comité - pasando ahora por alto vicisitudes varias, que ya detallaré en otro momento - entró en crisis (lo entraron en crisis). Un par de miembros, también miembros del partido socialista, tenían mucha urgencia en darle estructura' al grupo. Querían nombrar jefes y tal. Empezaron a meter baza, mucha baza, (tengo prisa; ya contaré), robando espacio para algunos miembros. Pedro Avendaño y algún otro fundador fueron censurados. (A Edmundo Magaña, una señora socialista - amiga del socialistón mayor -, que de repente un día estaba dirigiendo la mesa, decidió prohibirle la creación de teatro. Como lo oyen: al compañero Edmundo Magaña se le prohibía escribir teatro. Esto en la misma reunión donde esa señora nos comunicaba que las actas de una de las reuniones, redactadas días atrás por uno de los miembros, donde quedaba plasmada la falta de interés de la gran mayoría por designar jefes - ni socialistas ni na - donde claramente se declaraba -miembro por miembro- estar contento con el funcionamiento del grupo tal y como estaba, esas actas, nos cuenta la golpista, son anuladas. Bien, estos personajes decidieron el fin del comité, con el consentimiento de uno de los fundadores principales del mismo, don Pablo Eppelin, el cual, curiosamente, cuenta con toda mi simpatía, a pesar de haber vendido el grupo al partido de los socialistas; partido de gran camarilla - que se estira y encoge como las tripas de jorge, como el chicle americano y otras cosas, dependiendo de otras muchas. Penoso fin para un grupo compuesto en principio - he dicho - de gente ilusionada por hacer algo bien, gente que se había retirado de la vida politiquera insulsa, desilusionados, y que reaparecían en este comité, alegres de poder trabajar juntos por la justicia, nada menos. No sé si el partido socialista había encargado a estos personajes a hacerse con el mando, vale decir, a desintegrar la vaina. Lo cierto es que este señor y esta señora, más sus interesados seguidores - qué les habrán vendido, no sé - acabaron con todo. (Creo que, no obstante, siguen dándose nombre).
En definitiva se trata de conseguir un puesto en algún ministerio y vivir bien. Ese es el ideal de muchos políticos chilenos, según vengo observando. Y luego dicen que son russonianos. Los cojones de mahoma. Sociedad justa? Mire, denles poder y es suficiente; o qué crees tú? A vivir del cuento, que son dos días. Roba lo que puedas, con civismo, sí, pero sisa nomás. Y consíguete algún laurel. Y escribe poesía en lo posible. Y al líder honesto le cortas la cabeza. (Te parece, la ofensa?)
Vade retro, demócratas' chilenos.
4 comentarios
P. -
laura -
joaquien -
Se lo digo yo que lo viví como público, es una experiencia a rescatar, ese Comité organizó la esperanza de justicia. Le dio esperanza a una comunidad dividida y cansada. Una de las pocas experiencias fuera de los partidos, y con mucho exito.
Digo gracias!!
laura -
Otra postura sospechosa era la de los que querían usar el comité para liberar a los presos políticos chilenos.
Pero, sí, los que lograron esterilizar el comité concienzudamente fueron los del partido socialista: se crean divisiones y tal, es fácil. Estos socialistas finalmente recuerdo que no estaban de acuerdo con que se juzgara a Pinochet. Querían que se lo mandase a Chile, a casa. Esto es traición. Esta gente sabía que los socialistas del gobierno chileno estaban adoptando la posición de extrema derecha del ejército, para no perder la pega y otros parabienes. Luego de 17 años de solidaridad internacional, en que los exiliados chilenos pidieron ayuda al mundo para que se hiciera justicia con Chile, en cuyo marco se crea el comité contra la impunidad, vienen estos señores y la capan. Nou. Que nunca les falte el puesto, que es para lo que sirve todo esto.