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ámsterdam del alma

oscuras relaciones

El 6 de mayo de 2002 mataron a Pim Fortuyn. En ese mismo momento yo estaba en Linnaeusstraat 22, visitando el restaurante de un amigo español. Los clientes le sacaban los colmillos a la camarera (hispana): “¿Acaso hay que ser extranjero para tener derecho a una ensalada decente en este local”.

El 2 de noviembre de 2004 matan a Theo Van Gogh. “No lo hagas”. Fueron sus últimas palabras. En Linnaeusstraat 22, frente a las ventanas de mi amigo.

El restaurante ahora es de otros. Él ya no vive. “¿Quiere que me muera en este cuartucho?”, le dijo a un médico que se negaba a llevarlo al hospital. Fueron de sus últimas palabras antes de salir en ambulancia de Linnaeusstraat 22, entre una y otra muerte.

4 comentarios

laura -

Cuando yo trabajé en El Rancho 1, el manager -famoso murciano ahora por su cadena de restaurantes españoles-, me hacía jarrear el vino tinto, y me hací ajarrear el vino blanco... en la misma jarra. El resultado era vino rosado. Pero: "Cuidado: si son españoles les sirves rosado-rosado de botella".

ricky -

Al contrario, aunque no siempre, si te ven cara de hispano, te dan las cosas como deben ser. Dicho esto, agrego: no siempre. En un restaurante español me sirvieron una vez una fabada que consistía en unos indigeribles frijoles de lata con un puré de tomates de lata. Un asco. Y el propietario se atrevió a preguntarme si me gustaban. Por lo general, las víctimas son holandesas. Hay otro hostelero que tiene dos vinos de la casa. Uno para hispanos, y otro para otros. Así, ojo.

ricky -

Anónimo, aquí algunos hispanos y otros, si ven que el cliente es holandés, les pueden servir las peores guarrerías imaginables. Es porque el cliente holandés es por regla ignorante, obviamente, de cocinas ajenas; además, son de juicio muy generoso, encontrando todo bueno y disfrutando de unas porquerías que ni digo.

Anónimo -

Ah, yo estaba ahí ese día. Recuerdo una familia holandesa piojosa muy mal encarada. Picante, digamos, y parecían muy enfadados por el asesinato de Fortuyn. Pero la ensalada... era un asco. Yo no hubiera servido esa ensalada ni a una vaca. La lechuga era difunta de varios días. Igual los tomates. En fin. Me sospecho que la familita picante venía de vacaciones en la península y tenía muy fresco en la memoria una buena ensalada española. Eso era -perdón, Jordi, pero las cosas por su nombre- un asco.