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ámsterdam del alma

una vergüenza

No es nuevo el problema que tiene Holanda ahora. No sé por qué extraña últimamente que la gente sea tan sumamente irracional a la hora de expresar ideas político-sociales. No sé por qué extraña que la gente sea racista. Se fomentó desde siempre que la gente no pensase. Me llamó la atención cuando pisé la universidad de aquí que la gente venía de la secundaria con la idea de que de lo que se trata es, en primer lugar, de opinar.

Sorry, pero es de burros abrir la boca y decir lo que a uno se le pasa por la cabeza, que muchas veces es producto de tu mero sofoco, o de la caída que tuviste de niño, cuando te clavaste un clavo oxidado en la pantorrilla. La opinión que extraigas de experiencias tuyas puedes metértela en una botella de cristal, ponerle una etiqueta y colocarla en una estantería. El trabajo que te des para categorizar tu descubrimiento será lo que haga valiosa tu opinión, pues seguro que algo aprendes de estudiar lo que se ha dicho al respecto antes de que te parieran, o mientras estabas de vacaciones o en el baño.

Pero no, al holandés se le enseñó siempre a ‘sentir'. Y así nos va. Llega cualquiera con la idea de que no le gusta la pinta de los moros y cagamos. Creerán que con conseguir firmas para su expulsión será suficiente para tirarlos al mar. Así les enseñaron. Está prohibido pensar.

Es hortera hoy decir que existen derechos humanos. ‘Acaso intentas equiparar peras como manzanas?' -te dice una ministra. El debate sobre la existencia del alma, o la conciencia, por ejemplo, es wevá de, si acaso, estudiantes de teología. Dignidad humana: palabras del siglo pasado; vacías de contenido. No te des el trabajo de hablar de justicia, del valor del respeto a la constitución o las diversas legislaciones sobre derechos humanos. Suenas a intelectual, les ha dado por decir. Y ‘los intelectuales sólo saben darle vueltas a las palabras'. No van a seguirte tres frases seguidas.

Los parlamentarios declaran abiertamente que les parece ingenuo ser correcto en política. Hacen mofa de los valores que otrora enorgullecerían a cualquiera que se tildase de liberal. Hoy hay que tirar pedos por la boca, que es "lo que el pueblo quiere oír".
Quieren eliminar la ayuda al desarrollo. Pa qué.
Quieren eliminar el artículo que garantiza la igualdad de todos ante la ley: ‘Seamos honestos: a quién le importa?'

Hace dos días, Human Rights Watch dijo en su informe anual que Holanda sistemáticamente desprecia los derechos humanos. Maltrata a los inmigrantes y/o exiliados. Qué fuerte, no? Un país occidental, europeo, yu no, con una leyenda tan blanquita de país liberal... Notición. Sin embargo, lectores míos, a la prensa no le pareció destacable.

2 comentarios

kalf -

No te hagas drama pepa! Que es año nuevo vida nueva! felicidades y tomate un Gluewijn con boerworst!

ricky -

La prensa en Holanda, y los periodistas que comprende, son casi pura m. Hay pocos, poquísimos, poquitones, poquitín, casi ná de periodistas independientes, tal paré que nacieron para limpiar culos no más.