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ámsterdam del alma

del garito a casa


Total, con el hambre llegué al Golden Dragon, en el Pijp, que vende platos de java-china-surinam, bien ricos y baratos. De ahí me metí en una garito colombiano, a tomarme un guarito, el trago más rico del mundo. Me fijé en las camareras de la teta, y me acordé de lo que decía el Borges acerca de la memoria: cómo que podemos considerar mujer a esta y a mí, y a quinientas más, incluso: cómo podemos considerar la misma mujer a la camarera de frente que de lado, y siempre. Escuché música llorona y romántica, bien elegida, y que sonaba a gloria. Tienen aire acondicionado. El martes ponen mariachi.

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