el klootzak
Incomprensible. No sé que hacer con tanta excitación. El indeseable del vecino.
Llego de hacer compras, lo oigo a unos metros por detrás de mí, mientras aparco la bici. Me está gritando acelerado. Se para a mi lado. No le hablo; no le miro. Levanta el dedo. Me grita cada vez más alto. Levanta los brazos. Me harta. No acepta que no le salude, señores, eso es lo que le pasa. Aunque mi actitud desde lo de la delación ha sido ignorarlo - la razón de su desazón, de su sinrazón, de su proceder ahora - tengo que arañarle, con la voz. "Quieres que llame a la poli", empiezo. Se sobresalta, rebotadísimo. Como lo que yo quiero es sencillamente acabar con el palabreo - no quiero ni verlo - le doy un giro a mi frase, cuando veo que el patudo patético se atraganta con lo que le digo. Yo no quiero provocar xenofobias ni así, y juro que este mamón en ese momento quería echarme del país: "Tú ! Tú llamar a la policía!" etc. Conque le dije, bien llámala tú, pon una queja. Pero pasa de mí, no quiero que me hables. Se cortó. Creo que se acordó de que sería la segunda vez que se quejaría de mí a una instancia oficial. "Pero tienes que comunicarte! Qué te has creído! Así no se va por la vida! Los vecinos se saludan, que no te enteras! Quiero que me expliques por qué no me hablas!", siguió después de un segundo, como un toro.
Miren, este imbecil tiene cargo de conciencia. Y se le acentúa cada vez que me encuentra y ni le miro. Esta vez el sinvergüenza arremetió con violencia. Mi aspecto es afable, soy menuda... y por otra parte soy hispana. Pretende enseñarme cómo han de hacerse las cosas. Mamón. Le dije que se arreglase él sólo los rollos y que por favor no volviese a dirigirme el aliento. Y ahí se quedó, despotricando contra los hispanos, frente a un inocente y amable vecino común, que me abrió la puerta mientras esperaba a un primo suyo para arreglar su nueva moto.
Mi novio le quiere pegar.
Creo que el siguiente paso del delator será acusarme de asocial. Leí que según nueva ley a los asociales se les envía a contenedores de zinc No es broma. Por agraviado tal vez podría quedarse con mi vivienda. Lo considerará - apuesto.
No es la primera vez que han usado la raíz spaans' para intentar agredirme. Curioso. Recuerdo también que un publicista de Ogivly, cuando yo trabajé allí, como chica del lunch hace mucho, usó parecida raíz: spanj'. Me llamó spanjool' (qué le habría picado). Esta es de la época de la Guerra de los Ochenta Años, de cuando los españoles entraron en su territorio. Cuando un holandés te dice spanjool' - así seas mujer: no expresa género, es término fósil - notas que les sale de muy dentro, y como que la palabra tiene vida propia. Creo que ellos mismos se sorprenden en el momento de soltarla, se sorprenden de guardar dicho término en su fondo léxico; y callan unos segundos después de la emisión. Es como un eructo. Y calculo que en toda su vida la usan sólo un par de veces.
Llego de hacer compras, lo oigo a unos metros por detrás de mí, mientras aparco la bici. Me está gritando acelerado. Se para a mi lado. No le hablo; no le miro. Levanta el dedo. Me grita cada vez más alto. Levanta los brazos. Me harta. No acepta que no le salude, señores, eso es lo que le pasa. Aunque mi actitud desde lo de la delación ha sido ignorarlo - la razón de su desazón, de su sinrazón, de su proceder ahora - tengo que arañarle, con la voz. "Quieres que llame a la poli", empiezo. Se sobresalta, rebotadísimo. Como lo que yo quiero es sencillamente acabar con el palabreo - no quiero ni verlo - le doy un giro a mi frase, cuando veo que el patudo patético se atraganta con lo que le digo. Yo no quiero provocar xenofobias ni así, y juro que este mamón en ese momento quería echarme del país: "Tú ! Tú llamar a la policía!" etc. Conque le dije, bien llámala tú, pon una queja. Pero pasa de mí, no quiero que me hables. Se cortó. Creo que se acordó de que sería la segunda vez que se quejaría de mí a una instancia oficial. "Pero tienes que comunicarte! Qué te has creído! Así no se va por la vida! Los vecinos se saludan, que no te enteras! Quiero que me expliques por qué no me hablas!", siguió después de un segundo, como un toro.
Miren, este imbecil tiene cargo de conciencia. Y se le acentúa cada vez que me encuentra y ni le miro. Esta vez el sinvergüenza arremetió con violencia. Mi aspecto es afable, soy menuda... y por otra parte soy hispana. Pretende enseñarme cómo han de hacerse las cosas. Mamón. Le dije que se arreglase él sólo los rollos y que por favor no volviese a dirigirme el aliento. Y ahí se quedó, despotricando contra los hispanos, frente a un inocente y amable vecino común, que me abrió la puerta mientras esperaba a un primo suyo para arreglar su nueva moto.
Mi novio le quiere pegar.
Creo que el siguiente paso del delator será acusarme de asocial. Leí que según nueva ley a los asociales se les envía a contenedores de zinc No es broma. Por agraviado tal vez podría quedarse con mi vivienda. Lo considerará - apuesto.
No es la primera vez que han usado la raíz spaans' para intentar agredirme. Curioso. Recuerdo también que un publicista de Ogivly, cuando yo trabajé allí, como chica del lunch hace mucho, usó parecida raíz: spanj'. Me llamó spanjool' (qué le habría picado). Esta es de la época de la Guerra de los Ochenta Años, de cuando los españoles entraron en su territorio. Cuando un holandés te dice spanjool' - así seas mujer: no expresa género, es término fósil - notas que les sale de muy dentro, y como que la palabra tiene vida propia. Creo que ellos mismos se sorprenden en el momento de soltarla, se sorprenden de guardar dicho término en su fondo léxico; y callan unos segundos después de la emisión. Es como un eructo. Y calculo que en toda su vida la usan sólo un par de veces.
21 comentarios
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